martes, 23 de enero de 2007

Una muerte y un nacimiento

(escrito en agosto de 1998, un cuento de vampiros)

(no recomendado para menores de 18 años y personas sensibles)

(es largo, id antes al servicio, pillad unas palomitas y algo de beber)

Hacia ya dos horas que Sidny se había puesto a practicar. Estaba exhausta, pero no le importaba, le gustaba llegar al límite. Además, el full contact era una de sus grandes pasiones y aficiones, a parte de estar en forma, tenia un arma con la que enfrentarse a todo aquel que quisiera hacerla daño, se tenia a sí misma.

Una vez terminado el ejercicio, Sidny se duchó. Deslizó la puerta del armario, una de esas hechas con un espejo, y cogió un pijama blanco, de tirantes, con un pantalón corto. Se puso las dos prendas, despacio, sintiendo como la acariciaban con su suave tacto.

A pesar de la ducha y del vestuario, Sidny tenia calor. Salió al balcón en busca de un poco de aire fresco. Se quedó un rato mirando a la luna, mientras una delicada brisa daba vida al vuelo de su pijama. Era el momento. Esa misma tarde recibió una carta, con instrucciones concretas. Había recibido ya varias cartas suyas, en su ultima respuesta, ella le pidió que le dijese quien era. Y ahora tenia en sus manos las repuestas a sus preguntas. Ella no entendía muy bien porque era indispensable que leyese la carta por la noche, cuando estuviese sola, pero era tan poco lo que le había pedido, que no dudo un momento en hacer caso de sus palabras. Él se había mostrado muy enigmático, incluso Sidny tubo un mal presentimiento. Pero su curiosidad pudo mas que ella.

Bajo las luces, se tumbo en la cama, y tomo en sus manos aquellos folios que venían junto con la carta. Estaban envueltos en otro folio. Tenia como una especie de sello, un símbolo, había un circulo, en su interior un cuadrado, y en la esquina superior derecha del cuadrado, un triángulo. También había unas palabras: "Léelo por la noche". Sidny saco los folios, y comenzó a leer: "Quieres saber quien soy?, me llamo Edgar McMortimer. Quieres saber que soy?, soy un vampiro."
Al principio ella creía que se trataba de otra de sus bromas, pero a medida que iba leyendo las líneas que relataban la historia de Edgar, comenzó a sentir una especie de miedo. Él nunca la había mentido, y lo que estaba leyendo tenia tanto sentido... De repente, justo después de pensar en que lo que tenían esos folios era real, sintió un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo, tenia la sensación de que alguien la observaba. Salto de la cama y miro a su alrededor, algo era distinto. Miro hacia la calle y se sorprendió, nunca había visto a la luna tan blanca, tan luminosa. Avanzo hacia ella y se quedo con la mirada fija. Todo estaba muy tranquilo. Una brisa acaricio sus rizados cabellos y aparto su mirada del astro que reinaba en la noche, creyó oír un susurro: "...sigue leyendo..."


"...sigue leyendo...", termino de pronunciar Edgar. Estaba en el tejado, de pie, mirando hacia la luna, la misma luna que había cautivado a Sidny. Una ligera sonrisa rompió el rictus de concentración, que había mantenido desde hacia tres horas, pensó: "Por fin, ha funcionado"


"No, no puede ser, solo era un poco de aire", dijo Sidny para tranquilizarse. Y volvió para terminar de leer lo que Edgar le había escrito. "... tu eliges, morir o convertirte en vampiro". Así terminaba. Sidny se quedó pensativa, con la mirada en el techo. "No es posible que esto sea cierto", pensó. Pero por mas que trató de buscarle una justificación que le llevase a la conclusión de que lo que había leído era falso, no la encontró. Ahora si había metido la pata, su curiosidad la había llevado a muchos líos, este puede que fuese el último. Después de aceptar lo que estaba pasando empezó a buscarle una solución. La idea de morir no le agradaba en absoluto, era muy joven todavía. Y convertirse en vampiro no entraba en sus planes. Pensó en enfrentarse a él, esperarle y acabar con él, pero como?. "Será mejor que me vaya de aquí. Mañana me iré, me iré lejos", concluyó Sidny. Trató de mantenerse despierta, estaba cansada, una cálida brisa entro en la habitación y comenzó a arroparla: "... duerme... duerme... duerme... duerme...".
"... duerme... duerme... duerme... Bueno ya esta, es hora de actuar", dijo Edgar. Cerro los ojos, se concentro durante unos segundos y comenzó a levitar. Casi al instante ya estaba volando, directo hacia Sidny. Nunca la había visto, nunca había estado donde ella vivía, pero eso no importaba, sus sentidos le mostraban el camino claramente y sin lugar a dudas. Unos seiscientos kilómetros le separaban de ella, tardaría algunas horas, no tendría tiempo para regresar, pero "... merece la pena", se dijo Edgar.

La sensación de proximidad era cada vez mas fuerte, Edgar casi podía oír los latidos de Sidny. Descendió despacio, hasta que estuvo enfrente de la habitación. Se poso en el balcón. Levanto la mirada y se vio reflejado en los grandes espejos del armario. Sus ropas negras, y su capa de terciopelo rojo le permitían confundirse mas fácilmente con la oscuridad de la noche.

Como una sombra, sin ningún ruido, entro en la habitación, despacio. Allí estaba ella, tumbada en la cama. Hacia tiempo que buscaba una nueva compañera, y hasta la fecha era la mejor candidata, ahora terminaría de comprobarlo. Se quedo parado, mirándola, por un momento pensó en no hacerlo. La vida que Sidny tenia hasta ahora se iba a esfumar, para entrar en una existencia llena de peligros, en la que solo los fuertes y hábiles de mente tenían una pequeña posibilidad de sobrevivir. Pero ya no podía echarse atrás, ella era humana, y ahora sabia sobre la existencia de los vampiros. Tenia que morir o convertirse en uno de ellos.

Edgar se quito la capa y la camisa. Se acerco a Sidny, inclinándose sobre ella, sintió el latir de su corazón, sintió la vida que estaba a punto de quitar. La sujetó por los hombros, abrió su boca, y sus colmillos destellaron con la luz de la luna...



Sidny nunca había tenido un sueño tan agradable, aunque tuviese que levantarse, habría seguido durmiendo. Sintió que alguien se le acercaba. De momento se asustó, pero luego se tranquilizo, sintió que quien se le acercaba le resultaba conocido... era Edgar!. En otras noches creyó haber soñado con él, pero nunca le vio tan claro... tan real... Él la estaba esperando y ella comenzó a avanzar. Le abrazo, se sentía muy bien en sus brazos, era una sensación tan real, tan agradable. Le miro fijamente. Él abrió su boca, Sidny pensó que iba a decir algo, pero un destello le mostró dos colmillos...

Abrió los ojos sobresaltada, y ante la sorpresa de Edgar, ella reaccionó instintivamente descargando una certera y potente patada, que lanzo a Edgar hacia el armario. Un enorme estruendo acompañó la caída de Edgar, ahora ya no quedaba nada de los tres grandes espejos que formaban las puertas del armario. Ya en el suelo Edgar pensó: "Fantástico, ha resistido el ritual, y es fuerte, será un buen Tremere...", Edgar cerro los ojos.

La respiración de Sidny se había acelerado, estaba sentada en la cama tratando de ordenar sus ideas, "que había pasado?, sigo soñando?". Miro a su alrededor, vio una camisa negra, y una capa roja, y los espejos ya no estaban. Cerro los ojos y los froto fuerte "es un sueño, es un sueño, un sueño", repitió esta vez en voz alta. Pero había sido real, demasiado real. Volvió a abrir los ojos, con la esperanza de que todo estuviese normal, pero allí seguía esa camisa, y la capa, y los espejos no estaban. Sidny respiro profundamente, y ahora pudo apreciar un nuevo aroma en el que antes no había reparado. Un aroma que no le resultaba desconocido, era sangre. Pero era demasiado intenso, tenia que haberse derramado mucha sangre. Se horrorizo. Sin quererlo había mandado a Edgar contra los espejos, el no había vuelto a aparecer, y los espejos ya no estaban: "le habré matado?", pensó.


Despacio se levanto de la cama, quería irse, desaparecer de allí, pero de nuevo su curiosidad pudo más. La cama le bloqueaba la línea de visión, avanzo un poco, hasta que pudo ver la escena al completo. No pudo evitar llevarse la mano a la boca, era horrible. Todo estaba lleno de fragmentos de los espejos, salpicados de sangre. Edgar yacía tumbado, inmóvil. Tenia muchos cortes, y varios trozos de espejo repartidos por su cuerpo. Un gran trozo había seccionado su mano izquierda, que ahora estaba a medio metro de él, y otro había quedado alojado en su vientre, esparciendo parte de su paquete intestinal en el suelo de la habitación.

Sidny no sabia que hacer, quería salir corriendo, pero no quería dejarle ahí "y si todavía esta vivo?". Estaba muy confundida. Se acerco a él, con cuidado de no cortarse, y tomo su mano derecha, tratando de buscarle el pulso. Nada. Ahora estaba segura de que había muerto. Le miro fijamente, como en el sueño, tratando de encontrar alguna respuesta, y obtuvo algo, pero no precisamente lo que quería. Ante el asombro de Sidny, Edgar tosió, y expulso un borbotón de sangre que llego hasta el blanco pijama de Sidny. Ella retrocedió de un salto, pero cayó y quedó sentada, enfrente de él. Otra vez su respiración se acelero, estaba muy asustada, quiso salir corriendo pero no pudo: "esto no es nada normal, cualquier persona estaría muerta, pero, pero, he comprobado su pulso, y... no tenia, esta muerto, esta muerto...". Se quedo allí, sentada observándolo.

Edgar se dolió, no era la primera vez que sufría lesiones graves, pero es muy difícil acostumbrarse al dolor. Vio a Sidny enfrente suyo: "Vaya, veo que sigues ahí", dijo con trabajo. Sidny no pronuncio palabra, siguió mirando. Vio como parte de la sangre que estaba en el suelo comenzaba a retroceder, como volviendo al cuerpo de Edgar.
- ¿Has visto lo que has hecho corazón?- dijo Edgar, esta vez con un poco más de claridad.
- Tu... tu... - comenzó a balbucear Sidny
- Si?, yo, que?
- ...Tú estas muerto- termino Sidny
- Muy bien, te has dado cuenta de la primera característica de los vampiros.
- Pero, sigues... sigues moviéndote, y hablas
- Y esa es otra de nuestras características. Chica, eres fantástica -dijo Edgar sonriendo- si sigues así serás una vampiresa fantástica.
- Y si no quiero convertirme en un vampiro?- inquirió Sidny.
- En ese caso, y lamentándolo mucho, tendré que matarte- el rostro de Edgar mostró seriedad y tristeza.
- Matarme?, tú?, pero has visto como estas tío?, con las heridas que tienes no sé ni como sigues hablando.
- Querida mía, todavía hay mucho que tienes que aprender. Observa.
Edgar cerró los ojos, se concentró. Luego miró a la mano izquierda, y esta comenzó a desplazarse, hasta que volvió a estar en contacto con el brazo. Sidny miraba con los ojos muy abiertos, sorprendida.
- Como... como has hecho eso?- pregunto Sidny.
- Tranquila, no tengas prisa, no he terminado todavía.
Edgar levanto el brazo izquierdo, ahora la mano estaba en su sitio, pero inmóvil. Poco a poco los dedos comenzaron a moverse, hasta que la mano entera se movió, como si no hubiese pasado nada.
- Bien, ahora veamos que puedo hacer con esto.
Edgar tomo con sus manos el gran fragmento de espejo que tenía en el vientre, y de un movimiento rápido lo extrajo por completo, no pudo evitar soltar un quejido de dolor. Soltó el fragmento y volvió a recostarse. Sidny se puso en pie. Edgar recogió sus intestinos, y los volvió a introducir en su cuerpo, luego se sujeto la herida. Para cuando quitó los brazos solo quedaba una gran cicatriz, y cuando se puso en pie había desaparecido todo rastro de cualquier herida. Miro a Sidny, sonriendo.

- Ves, ahora ya he terminado, podemos hablar tranquilamente.
- No!- grito Sidny, y salió corriendo.
- Sidny!, Sidny!- llamo Edgar- ven aquí- no obtuvo respuesta
"Esta chica, va a ser más difícil de lo que yo pensaba", pensó Edgar, que salió de la casa siguiendo los pasos de Sidny.

Sidny corría, buscando ayuda, pero era muy tarde, no había nadie en la calle. Se metió en un parque con la esperanza de poder esconderse, por lo menos hasta que amaneciera, ahora entendía porque él le pidió que lo leyese por la noche. Edgar la siguió, no tenia ningún problema para hacerlo, se metió en el parque, poco a poco fue ganándola terreno. Sidny tropezó, y cayó al suelo. Cuando se levanto se encontró de frente con Edgar.
- Sidny, escúchame, no te servirá de nada correr, siempre te encontrare.
- Olvídate de mí!- grito Sidny- déjame en paz.
- Tu querías la verdad, querías respuestas, ahora las tienes, y las rechazas, y eso, no esta bien. Si no quieres unirte a mí, tendré que matarte.
- A quien vas a matar tu?, gilipollas- salió una voz de entre unos arbustos, a la cual siguió un cabeza rapada. Aparecieron cuatro mas, rodeando a Sidny y a Edgar.
- Ya estamos otra vez- dijo Edgar- mirad, será mejor que os valláis, esto no va con vosotros, y no quiero haceros daño.
- Uy, pero que miedo me das- dijo el que parecía ser el cabecilla, entre las risas de los otros- Parece que esta noche vamos a divertirnos- continuo diciendo
- Si, tenemos un gilipollas a quien apalear... - dijo uno de ellos.
- ...y una guapa chica para disfrutar- termino otro, mientras se acercaba a Sidny y la agarraba por el hombro.
- Sueltala!- grito Edgar, a la vez que le propinaba un potente puñetazo en la cara, que le lanzaba hacia atrás.
- Te vamos a destrozar hijo de puta!- grito uno de los cabeza rapada.
Uno de ellos asesto a Edgar un golpe con un bate, lo cual le hizo perder el equilibrio. En unos segundos estaba rodeado, y una lluvia de golpes caía sobre él. Aun así pudo dirigirse a Sidny.
- Corre Sidny, corre!, huye, sálvate!.
Sidny reacciono rápidamente, como si las palabras de Edgar fuese lo que estuviese esperando para comenzar a moverse. Sidny salió corriendo, ahora si estaba confundida: "...quería matarme, pero, me ha defendido, me ha protegido, y se esta sacrificando para que yo pueda huir...". Sidny detuvo su carrera, recordó las cartas que él le había escrito, todos los momentos agradables que paso leyendo sus palabras, palabras sinceras, llenas de afecto, de comprensión. Entendió entonces que él no la quería para mal sino todo lo contrario, y ahora le estaban apaleando, no podía permitirlo. Sidny se puso otra vez a correr, pero esta vez hacia donde había dejado a Edgar. Ahora su rostro mostraba decisión, las dudas ya habían desaparecido, ella también seria un vampiro, pero antes había que hacer algo.



Edgar hacía lo que podía, eran demasiados. Aun así consiguió anular a dos de ellos, pero estaba llegando a su limite. Las heridas de las que tubo que recuperarse en casa de Sidny habían bajado sus recursos. Estaba en el suelo, le tenían sujeto por los brazos, ya no podía moverse. El cabecilla tomó el bate, y se dispuso a descargarlo sobre la cabeza de Edgar. El bate comenzó a bajar rápidamente. "...llegó el fin..." Pensó Edgar. Y un salvaje crujido inundo la noche. El cabecilla calló al suelo, con el cuello roto. Sidny aprovecho el impulso de la carrera y aplico toda la potencia para el salto y la patada que habían acabado con el desdichado. Uno de los que quedaba se enfrentó a Sidny, y el otro trato de retener a Edgar, pero no le fue posible, puede que tres pudiesen con él, pero solo uno no le suponía ninguna dificultad.
Los puños de Sidny parecían volar, impactando una y otra vez. El barrido rompió una de las rodillas del cabeza rapada y le dejo postrado en el suelo.
Edgar alzo su mano derecha, e hizo un gesto, como si tratase de arrancar algo del individuo que tenia enfrente, y funciono. El skin pareció marearse, y comenzó a tambalearse. Edgar cogió el bate. La sangre de la cabeza del skin le salpico, cuando esta se encontró en la trayectoria del bate. Edgar se volvió para ayudar a Sidny, pero no tuvo que hacer nada.
Los ojos del skin pedían clemencia. Sidny salto en vertical, y un espeluznante crujido se oyó cuando aterrizo con la rodilla derecha en el pecho. El skin levanto la cabeza tratando de tomar aire, y en un ultimo movimiento Sidny hizo que de un codazo la nariz del skin quedase alojada en el interior de su cráneo.

Edgar soltó el bate, y se acerco a Sidny.
- Estas bien?
- - dijo Sidny mientras se levantaba. Miro los cuerpos que estaban a su alrededor- Que le ha pasado a ese?- señalo a un cuerpo calcinado.
- Ya te lo contare- Edgar sonrió
- Y este?, no tiene ninguna herida, pero esta seco.
- Esa es otra de las cosas que aprenderás, y ahora si vienes conmigo, podré terminar lo que había empezado, pero nada de patadas eh.
Sidny sonrió y tomo por la cintura a Edgar, este la cogió por los hombros, y los dos avanzaron hacia la casa de ella.

Llegaron a la casa.
- Ven Sidny, no quiero que te cortes los pies con los restos de los espejos.
Edgar cogió a Sidny en brazos, la metió en la habitación, y la dejo en la cama.
- Perdona- dijo ella.
- No, no te disculpes. Has reaccionado mucho mejor de lo que me esperaba.
- Es que, tu me has protegido, no querías matarme, y yo quería acabar contigo.
- Ya ha pasado Sidny, no tienes que preocuparte más. Ahora voy a volver a preguntártelo, pero esta vez tienes que responder. Quieres morir o convertirte en un vampiro?.
El silencio se hizo en la habitación, sus miradas estaban fijas, el uno en el otro.
- Quiero unirme a ti- dijo por fin Sidny.
- Bien, entonces te explicare que va a suceder. Primero tengo que vaciarte, has de morir para convertirte en vampiro, tengo que tomar toda tu sangre. Pero tranquila, después de eso te daré a beber de la mía. Entonces te transformaras, te convertirás en vampiro, seguirás estando muerta, pero podrás moverte como lo hacías. A partir de ese momento entraras en una nueva existencia, ya te iras enterando de los perjuicios, y de los beneficios.

Sidny quiso decir algo, pero Edgar puso su mano sobre sus labios.
- Ya no hace falta que digas nada más, solo relájate y déjate llevar.
Edgar se tumbo a su lado. Sidny cerro los ojos y se dejo hacer. Edgar beso el cuello de Sidny, despacio, ayudándola a tranquilizarse. Después hincó sus colmillos en el cuello de la joven, la cual gimió, mezcla de placer y dolor. Edgar no quería hacerla daño, así que comenzó a beber muy despacio, poco a poco. Sidny le abrazo, fuerte al principio, pero sus brazos estaban cada vez mas relajados, a media que se le iba la vida por esos dos agujeros que Edgar le había hecho en la garganta. Edgar sentía los latidos del corazón de Sidny, muy rápidos al principio, se fueron apagando, hasta que sintió el último latido. Ya estaba hecho, Sidny estaba muerta. Si la dejase hay todo habría terminado, pero no podía hacer eso, quería que ella volviese a mirarle, volver a ver su sonrisa.
Edgar mordió una de sus muñecas, y la puso en los labios de Sidny. Cuando un par de gotas de sangre cayeron en la boca de Sidny, pareció despertar. Agarro con fuerza el brazo de Edgar y empezó a succionar, deprisa.
- Eh, tranquila, no hay prisa, saboréalo.
Entonces ella volvió a mirarle, mientras seguía quitándole la sangre que le había devuelto a este mundo. Edgar aparto el brazo.
- Ves, ya esta, ya eres un vampiro.
Sidny miro a su alrededor, estaba medio mareada, confundida, veía las cosas de manera distinta, con mas intensidad.
- Despacio, tardaras un poco en acostumbrarte a tu nuevo estado, recuerda que ahora estas muerta.
Sidny se busco el pulso, pero no lo encontró, también pudo observar que ya no respiraba.
- Eso es normal, los muertos no respiran, y tampoco tenemos circulación sanguínea, es muy difícil que muramos desangrados, a no ser que la herida sea demasiado grande. Ah, y ten cuidado con los cortes en el cuello, no nos sientan bien, sobre todo cuando separan la cabeza del tronco. También es cierto lo de las estacas en el corazón, pero eso no termina con nosotros, solo nos deja paralizados. Lo que sí es malo es el fuego, y sobre todo la luz del sol, un minuto bajo la luz solar, y te convertirás en polvo.
Sidny atendía sin hacer ningún movimiento todas y cada una de las palabras que Edgar estaba pronunciando.
- Y bien, que tal te encuentras?
- Quiero más- dijo Sidny
- Lo sé pequeña, lo sé. Ahora ya eres un vampiro, pero nos queda crear una unión entre nosotros, nos queda vincularnos, y para eso hemos de intercambiar nuestra sangre varias veces. Beber yo de tí, y tú de mí, y se crearan entre nosotros unos lazos que van mas allá de todo lo humanamente conocido.
- Entonces empecemos- Sidny cogió a Edgar y lo tumbo boca arriba, se sentó encima de él, con los ojos inyectos en un hambre voraz.
- Ey, para, que vas a hacer- dijo Edgar, después de lo cual Sidny se lanzo directa a la yugular de Edgar y empezó a beber. Edgar tenia al alcance de sus fauces el cuello de Sidny, así que siguió el ejemplo de su nueva compañera.
- Espera, espera- Edgar levanto a Sidny. Se llevo la mano al cuello, y pudo comprobar que la herida que le había hecho Sidny seguía abierta.
- No, no, pequeña, las heridas hay que dejarlas cerradas, no puedes ir por ahí dejando señales de mordiscos a la gente, no durarías mucho.
- Y como se hace para no dejar heridas?- pregunto Sidny.
- Para eso tienes que cerrarla tú, lamerla.
Sidny volvió a inclinarse sobre el cuello de Edgar, y empezó a limpiar la herida con su lengua.
- Muy bien, eso es- dijo Edgar- Has terminado?
- - contesto Sidny.
Edgar volvió a comprobar la herida, ahora estaba bien. Se rió.
- Que?, que pasa?- pregunto Sidny.
- No la desperdicies, y tampoco tienes que dejar rastros, pareces un bebé después de haber tomado su primera papilla, tienes todo el borde de los labios lleno de sangre, déjame que te limpie.
Edgar beso a Sidny, a la vez que eliminaba los restos de sangre que tenia alrededor de la boca y en los labios.
- Así esta mejor, ya estas limpia. Y ahora terminemos. Ya has probado sangre de los dos lugares de donde normalmente se bebe. Ahora te mostrare otro, del cual brota la sangre como de un manantial, nada mas morder se te llena la boca de sangre, pero luego es fantástico, es de los sitios en los que más placer se encuentra.
Sidny abrió los ojos, había llegado al éxtasis bebiendo de la muñeca y del cuello de Edgar, nada comparable con ninguna de las sensaciones que como mortal había sentido, y ahora Edgar le estaba diciendo que disfrutaría más.
- Donde?- pregunto Sidny impaciente.
- Siéntate, con las piernas estiradas y recuéstate un poco.

Sidny se movió sin pronunciar palabra, y cuando se puso como Edgar la había ordenado él se arrodillo delante de ella. Sidny tenia los ojos muy abiertos, estaba muy atenta a lo que Edgar iba a hacer. Edgar cogió las rodillas de Sidny, y habrio sus piernas ligeramente. Llevo su mano derecha por el interior del surco que habían dejado las piernas de ella, y se paro justo antes de llegar al final del muslo, en la cara interna de éste.
- Aquí- dijo Edgar, mientras su dedo índice dibujaba una línea recta en el interior del muslo- Sabrás localizar el sitio?.
- - dijo Sidny mientras se levantaba. Edgar se puso de pie. Sidny desabrocho el pantalón de Edgar y se lo quito. Luego metió su mano entre las piernas de este, y señalo- Aquí?.
- No- contesto Edgar- un poco mas arriba.
- Ahora?- Sidny subió la mano un poco más.
- Ahí lo tienes, ahora manos a la obra.
Se tumbaron los dos, en sentidos opuestos, y fue Sidny quien primero mordió. era cierto lo que Edgar le había dicho, se le lleno la boca de sangre, y no pudo evitar que se le escapase un poco, pero enseguida comenzó a beber sin problema. Edgar espero hasta sentir que Sidny tenia bien cogido el mordisco. Entonces él acarició la suave piel del muslo de ella con sus labios, y
después mordió.
Así permanecieron durante unos instantes, intercambiando sus sangres. Sidny estaba gozando con una nueva y excitante experiencia. Y sus lazos de sangre quedaron reafirmados.
Una vez terminaron, Sidny se puso a hablar.
- Ha sido... ha sido...
- Sí, ya se como ha sido, y no te esfuerces en tratar de explicarlo con palabras, yo lo intenté y no lo conseguí, solo disfruta con ello.
- Vale, y ahora que?
- Pues de momento hemos terminado. Edwina me tiene a mí, yo te tengo a tí, y tú me tienes a mí, lo cual quiere decir que Edwina te tiene también a ti. Si no entiendes esto de momento, no te preocupes, ya lo comprenderás. Ahora tenemos que irnos de aquí, el día pronto llegará, y para entonces tendremos que estar protegidos. Conoces algún sitio en el que nos podamos ocultar?
- La casa de las afueras, tiene bodega. Tardaremos una media hora en llegar.
- Bien, según mis cálculos queda una hora para que amanezca, así que tenemos tiempo, pero no debemos demorarnos ni un minuto. Ponte cualquier cosa, ya volveremos mañana a por el resto.
Mientras Edgar se ponía su ropa negra, Sidny se vistió con ropa deportiva y unas zapatillas.
- Estoy lista- dijo Sidny.
- En ese caso vamonos.
Salieron juntos de la casa donde todo había empezado y donde todo había terminado.

Una muerte, y un nacimiento.

3 comentarios:

MeTis dijo...

caray¡¡ la lectura ha sido hasta... "excitante" jiji. conoces a algun vampiro por ahi?

besos

Zeivia dijo...

mi primera palabra después de leerlo ha sido la misma que Metis: "caray!!".

Oye..muy bueno. A mi me encanta pensar y escribir historias, pero estoy a años luz de tu técnica narrativa. Imaginando soy bueno, pero escribiendo....no tanto.

He disfrutado con la historia.

1 abrazo.

zahoneo dijo...

vaya, muchas gracias javier :)

con dos opiniones así ya no me queda más que seguir poniendo cosas que escribí

lo que me pregunto es si con los años habré mejorado, tengamos en cuenta que esto lo escribí hace 9 años, o sea, que ha pasado mucho tiempo, suficiente para mejorar... o empeorar :P

el único problema es que desde entonces hasta ahora han sido pocas las veces que me ha dado por ponerme a escribir, de todas formas algo tengo por aquí