lunes, 26 de enero de 2009

Jonathan Crane (III)

hace tiempo publiqué los primeros capítulos escritos a partir de una partida de rol jugada hace años... es hora de volver a sacarlos a la luz y continuar con la serie

en capítulos anteriores...

Jonathan Crane (I)
Jonathan Crane (II)


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Jonathan Crane

 

Una noche de “descanso”.

 

            A parte del grupo al completo, algunos hombres de seguridad y yo, nos acompañaron varias señoritas de las que habían pasado a pedir autógrafos. Al parecer las grandes estrellas eligen algunas de entre sus fans para “conocerlas mejor”. Nick no había dado todavía ningún concierto, aun así ya era famoso, y eso provocaba que tuviese seguidoras capaces de hacer cualquier cosa por él. Y alguna de esas seguidoras había tenido la suerte de poder acompañar a Nick hasta el hotel.

            De lo que sucediese en la habitación no fui testigo, y tampoco tengo ningún interés en serlo, es mas, no quiero serlo. Después de unas horas Nick salió de la habitación. Los de seguridad se encargaron de las chicas, y yo me fui con Nick, al parecer le apetecía tomar un poco el aire.

            Se puso al volante de un Porche, de momento no le había visto conducir así que no me negué a ello. Estábamos en Los Angeles y a Nick se le ocurrió que podíamos pasarnos a dar una vuelta por San Francisco. Ya en la vía principal pude observar que lo que quería era un poco de adrenalina, pues la velocidad que mantenía no era precisamente la reglamentaria.

            Me asuste un poco, he de reconocerlo. Un accidente a esa velocidad no le dejaría bien parado, y lo único que podía hacer yo en ese momento es esperar que no sucediese ningún incidente.

            Al cabo de unos minutos nos detuvimos en una estación de servicio, y me dijo que iba a comprar bebida. No es mi trabajo controlar que es lo que toma o deja de tomar, pero lo que si me interesa es que siga vivo, por lo menos unos años más. Le acompañe hasta la tienda. Pidió una botella de whisky y unas cervezas. Yo no acostumbro a beber y no iba a empezar a hacerlo esa noche, además tenia que tener todos mis sentidos perfectamente despejados.

Uno de los dependientes de la caja le reconoció y nos hizo estar esperando hasta que salió de la trastienda con el CD de Nick para que se lo firmase. Después de las muestras de agradecimiento del individuo y de haber pagado las bebidas nos dirigimos otra vez al coche.

            Ahora si que no estaba dispuesto a dejarle que tomase el control del vehículo, por lo que podía adivinar estaba dispuesto a beberse toda la bebida que llevaba y en ese estado si que es peligroso conducir, y mas si se trata de un coche potente. Le dije que me diese las llaves, conduciría yo, cosa que no le sentó muy bien, porque al parecer le estaba chafando la fiesta. Cuando tendí la mano para que me diese las llaves del coche, lo que hizo fue arrojarlas por detrás de mí. Estupendo, parece que al muchacho le apetecía jugar un poco conmigo. Me volví para ver donde habían ido a parar, pero no pude localizarlas. Era de noche y cayeron debajo de un camión.

            Deje a Nick apoyado en el coche, y me fui hasta la tienda para pedirles una linterna. Le pedí a uno de los dependientes que me dejase una linterna. Poco después apareció y me dijo que no tenían ninguna. Podría haber comprado una, pero estaba por allí un coche de policía y me dirigí a ellos. Les pedí ayuda, necesitábamos una linterna.

            Cuando llegamos hasta Nick este ya había dado buena cuenta de parte del whisky. El agente me dejo una de sus linternas y mire debajo del camión, pero no vi nada. Podría jurar que las llaves cayeron por esa zona, pero no estaban. Empecé a sospechar que Nick ya tendría las llaves, mientras trataba de buscar una linterna había tenia tiempo de recogerlas el mismo. Una vez echamos un vistazo a toda la zona le di las gracias al agente por la ayuda prestada y les dije que llamaríamos un taxi para regresar a Los Angeles. Pero Nick no me dejo terminar. Tomo una de las linternas y dijo que no habíamos buscado bien. Se acerco a una alcantarilla que había cerca, y como yo suponía, no tubo mas que agacharse para decir que había encontrado las llaves.

            Abrió el coche y se puso al volante. Los agentes de policía todavía no se habían ido, y se fijaron en el estado en el que iba Nick. Había bebido bastante y comenzaba a hacerle efecto. Yo no iba a dejar que conduciese en ese estado, pero no pude evitar que entrase el primero en el coche. El agente le pidió la documentación del coche. Nick la busco en la guantera, y el agente se fijo en el arma que había junto a los documentos, a lo cual respondió desenfundando y encañonando a Nick. Lo que iba a ser una pequeña escapada se estaba complicando por momentos, cualquier estupidez y todo seria un desastre, trate de conservar la calma.

            El policía hizo salir del coche a Nick y lo cacheo. Le hizo pasar la prueba del alcohol. Y mientras esto sucedía Nick no dejaba de hablar y de decir estupideces, cosa que no hacia mas que empeorar el asunto. Al final el agente concluyo en detenerle y llevarle a comisaria para que se le pasase la tontería. Intente evitarlo, le dije que yo era su guardaespaldas, que había tenido un día ajetreado, que se encontraba cansado, y que yo me encargaría de el. Pero no funciono. El policía me pidió que le entregase mi arma, y accedí. Suerte que no me registraron, habrían encontrado EL cuchillo.

 

            En la comisaria todo tipo de escoria. Prostitutas, pandilleros, drogadictos, y un largo etcétera de personas dejadas de la mano de la sociedad que se apiñaban en las dependencias policiales. Ahora estábamos sentados. Nick tenia a su izquierda a un grupo de cinco hispanos, y a su derecha me tenia a mí. Por el momento la cosa parecía tranquila, pero pude escuchar como Nick y el hispano que tenia mas cerca comenzaban a hablar. Como Nick no había tenido bastante comenzó a incordiar al personal, así que me levante y le hice a Nick que se sentase donde estaba yo. Ahora me encontraba entre el hispano y Nick, podría evitar que le hiciese algo. No sirvió para mucho, pues el hispano comenzó a hablarme a mí. Acepto que se me diga cualquier cosa, que se me insulte, incluso que se me pegue, siempre y cuando venga de Nick, pero ahora era a mí a quien estaba tocando las narices, y comenzamos a intercambiar algunas que otras palabras.

            Poco después la conversación cambio de aires, y fue necesario el ponerse de pie. El hispano tenia intención de propinarle a Nick un golpe con las esposas. Me interpuse entre ellos e intente evitar que le diese, pero no lo conseguí, con lo que le provoco un pequeño corte en el labio. Si hubiésemos estado en la calle le habría cortado la garganta, pero no me pareció buena idea sacar EL cuchillo en la comisaria y ventilarme al hispano. Lo que hice fue coger a Nick y llevármelo hasta otro sitio.

            Uno de los policías vio lo que sucedió y se dirigió al hispano, que al parecer se llamaba Martínez. Después de eso vino hacia nosotros y pregunto si nos encontrábamos bien, asentimos. Nick le pidió permiso para ir al servicio, el policía parecía un poco reacio, pero le dije que yo le acompañaría, que volveríamos en un momento y accedió.

            Ya en el servicio le devolví a Nick una pastilla que le había quitado antes en el coche patrulla. Cuando nos metieron en el coche, vi como Nick estaba tratando de tomarse una pastilla, lo que nos faltaba en ese momento es que le pillasen tomando pastillas, así que le impedí que la tomase y la guarde. Me dijo que era su medicación, que las necesitaba, pero aun así no creí conveniente que se la tomase en el coche. Pensé que podría tratarse de alguna droga o algo así, pero si en verdad se trataba de medicación le estaba privando de ella. No sé que enfermedad padecerá, pues no me lo dijo, pero no creí correcto no dársela. Si le sucediese algo por no tomarla no quería ser yo el responsable de ello. Así que ya en los servicios de comisaria se la di, y se la tomo.

 

            Estábamos de vuelta, y antes de soltarnos a nosotros, dejaron en libertad a los hispanos. Mientras salían volvimos a saludarnos, nos dijeron que nos esperarían fuera, al parecer esta noche haría un poco de ejercicio.

            Me dijeron que dentro de una semana volviese a por las pistolas, que quedaban decomisadas. No me importo mucho, aun conservaba EL cuchillo.

           

            Ya en el exterior de la comisaria nos dirigíamos a coger un taxi que nos llevara hasta el hotel, cuando vimos aparecer al grupo de hispanos que se dirigía hacia nosotros. No les importaba mucho que nos encontrásemos enfrente de la comisaria. Puse a Nick junto a la pared y me sitúe delante de el, mientras que los hispanos nos hicieron un semicírculo alrededor nuestro.

            Tenia aferrado EL cuchillo con fuerza, por detrás de la espalda, para que entrase en acción en cualquier momento. Martínez intento acercarse a Nick, pero me interpuse entre ellos. Les dije que no queríamos problemas, solo queríamos tomar un taxi y salir de allí. Martínez nos pidió que dijésemos las palabras mágicas, o sea, “Martínez manda”. Cinco pandilleros no me iban a obligar a humillarme de semejante manera, así que trate de retirar a Martínez de mi camino para llegar hasta los taxis.

            Trate de impactar sobre él con una serie rápida de patadas, pero en vez de eso tuve que encajar un golpe directo a mi mandíbula. Después de eso escuche varios click’s, lo cual me indico que habían sacado sus navajas, había sonado la hora de sacar EL cuchillo. No tarde mucho en estar apuntando con la hoja al cuello de Martínez. Al parecer les impresiono un poco el tamaño de la hoja, porque después de esto Martínez cogió a los suyos y se fueron.

 

            Después de recoger el Porche, lleve a Nick hasta el hotel. Ya eran las nueve de la mañana, habíamos estado la mayor parte de la noche fuera, y me imagine que los demás estarían preocupados.

            Cuando llegamos al hotel pude comprobar que así era, pero por suerte yo me había ido con Nick y se encontraba bien. Estuvimos hablando un rato con el resto del grupo.

            Viendo la hora que era decidí tomar algo de comer, así que pedí un desayuno para mí, y algo para los demás. Nick no parecía estar bien, porque poco a poco se fue apagando, y antes de irse a la habitación a dormir, se me acerco y me pidió disculpas por lo que había hecho esa noche. Me dejo confundido, ahora parecía abatido y como si se estuviese arrepintiendo de como se había comportado. No le di mayor importancia.

            Una vez hube dado buena cuenta del desayuno me dispuse a practicar un poco. El entrenamiento que me dieron fue muy bueno, pero sin practica a uno se le va olvidando. Y si quiero seguir progresando no me queda mas remedio que continuar practicando.

            Hice sitio, retire un par de cosas que me estorbaban y me puse cómodo. Me descalce y me retire la chaqueta de deporte. Un poco de calentamiento y ya estaba listo. Una serie de golpes, otra de patadas. Tenia que practicar el golpe que quise dar al tal Martínez y que no me salió cuando debía. Me concentre y lo conseguí, cuatro patadas en el aire en menos de tres segundos. El problema es que cuando me enfrente con alguien no tendré tiempo para concentrarme, pero bueno, confiemos en que la practica me ayude a hacerme más hábil.

            Al parecer mis movimientos llamaron la atención de los chicos del grupo, pues ahora los tres me observaban. En este momento saque EL cuchillo y di unas cuantas estocadas al aire. Uno de los chicos me lanzo un cojín, y le adivine la intención. De seguro pretendía que yo lo partiese en dos, lo intente, pero no salió bien. Volvió a lanzarme otro, y volví a fallar. Algo no iba bien, puede que todavía no sea lo suficientemente bueno.

            Ellos volvieron a lo suyo. Y yo continúe con lo mío, mientras pensaba en que humor tendría Nick cuando despertase, y de que nuevos problemas tendría que sacarle.

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