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lunes, 26 de enero de 2009

Jonathan Crane (III)

hace tiempo publiqué los primeros capítulos escritos a partir de una partida de rol jugada hace años... es hora de volver a sacarlos a la luz y continuar con la serie

en capítulos anteriores...

Jonathan Crane (I)
Jonathan Crane (II)


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Jonathan Crane

 

Una noche de “descanso”.

 

            A parte del grupo al completo, algunos hombres de seguridad y yo, nos acompañaron varias señoritas de las que habían pasado a pedir autógrafos. Al parecer las grandes estrellas eligen algunas de entre sus fans para “conocerlas mejor”. Nick no había dado todavía ningún concierto, aun así ya era famoso, y eso provocaba que tuviese seguidoras capaces de hacer cualquier cosa por él. Y alguna de esas seguidoras había tenido la suerte de poder acompañar a Nick hasta el hotel.

            De lo que sucediese en la habitación no fui testigo, y tampoco tengo ningún interés en serlo, es mas, no quiero serlo. Después de unas horas Nick salió de la habitación. Los de seguridad se encargaron de las chicas, y yo me fui con Nick, al parecer le apetecía tomar un poco el aire.

            Se puso al volante de un Porche, de momento no le había visto conducir así que no me negué a ello. Estábamos en Los Angeles y a Nick se le ocurrió que podíamos pasarnos a dar una vuelta por San Francisco. Ya en la vía principal pude observar que lo que quería era un poco de adrenalina, pues la velocidad que mantenía no era precisamente la reglamentaria.

            Me asuste un poco, he de reconocerlo. Un accidente a esa velocidad no le dejaría bien parado, y lo único que podía hacer yo en ese momento es esperar que no sucediese ningún incidente.

            Al cabo de unos minutos nos detuvimos en una estación de servicio, y me dijo que iba a comprar bebida. No es mi trabajo controlar que es lo que toma o deja de tomar, pero lo que si me interesa es que siga vivo, por lo menos unos años más. Le acompañe hasta la tienda. Pidió una botella de whisky y unas cervezas. Yo no acostumbro a beber y no iba a empezar a hacerlo esa noche, además tenia que tener todos mis sentidos perfectamente despejados.

Uno de los dependientes de la caja le reconoció y nos hizo estar esperando hasta que salió de la trastienda con el CD de Nick para que se lo firmase. Después de las muestras de agradecimiento del individuo y de haber pagado las bebidas nos dirigimos otra vez al coche.

            Ahora si que no estaba dispuesto a dejarle que tomase el control del vehículo, por lo que podía adivinar estaba dispuesto a beberse toda la bebida que llevaba y en ese estado si que es peligroso conducir, y mas si se trata de un coche potente. Le dije que me diese las llaves, conduciría yo, cosa que no le sentó muy bien, porque al parecer le estaba chafando la fiesta. Cuando tendí la mano para que me diese las llaves del coche, lo que hizo fue arrojarlas por detrás de mí. Estupendo, parece que al muchacho le apetecía jugar un poco conmigo. Me volví para ver donde habían ido a parar, pero no pude localizarlas. Era de noche y cayeron debajo de un camión.

            Deje a Nick apoyado en el coche, y me fui hasta la tienda para pedirles una linterna. Le pedí a uno de los dependientes que me dejase una linterna. Poco después apareció y me dijo que no tenían ninguna. Podría haber comprado una, pero estaba por allí un coche de policía y me dirigí a ellos. Les pedí ayuda, necesitábamos una linterna.

            Cuando llegamos hasta Nick este ya había dado buena cuenta de parte del whisky. El agente me dejo una de sus linternas y mire debajo del camión, pero no vi nada. Podría jurar que las llaves cayeron por esa zona, pero no estaban. Empecé a sospechar que Nick ya tendría las llaves, mientras trataba de buscar una linterna había tenia tiempo de recogerlas el mismo. Una vez echamos un vistazo a toda la zona le di las gracias al agente por la ayuda prestada y les dije que llamaríamos un taxi para regresar a Los Angeles. Pero Nick no me dejo terminar. Tomo una de las linternas y dijo que no habíamos buscado bien. Se acerco a una alcantarilla que había cerca, y como yo suponía, no tubo mas que agacharse para decir que había encontrado las llaves.

            Abrió el coche y se puso al volante. Los agentes de policía todavía no se habían ido, y se fijaron en el estado en el que iba Nick. Había bebido bastante y comenzaba a hacerle efecto. Yo no iba a dejar que conduciese en ese estado, pero no pude evitar que entrase el primero en el coche. El agente le pidió la documentación del coche. Nick la busco en la guantera, y el agente se fijo en el arma que había junto a los documentos, a lo cual respondió desenfundando y encañonando a Nick. Lo que iba a ser una pequeña escapada se estaba complicando por momentos, cualquier estupidez y todo seria un desastre, trate de conservar la calma.

            El policía hizo salir del coche a Nick y lo cacheo. Le hizo pasar la prueba del alcohol. Y mientras esto sucedía Nick no dejaba de hablar y de decir estupideces, cosa que no hacia mas que empeorar el asunto. Al final el agente concluyo en detenerle y llevarle a comisaria para que se le pasase la tontería. Intente evitarlo, le dije que yo era su guardaespaldas, que había tenido un día ajetreado, que se encontraba cansado, y que yo me encargaría de el. Pero no funciono. El policía me pidió que le entregase mi arma, y accedí. Suerte que no me registraron, habrían encontrado EL cuchillo.

 

            En la comisaria todo tipo de escoria. Prostitutas, pandilleros, drogadictos, y un largo etcétera de personas dejadas de la mano de la sociedad que se apiñaban en las dependencias policiales. Ahora estábamos sentados. Nick tenia a su izquierda a un grupo de cinco hispanos, y a su derecha me tenia a mí. Por el momento la cosa parecía tranquila, pero pude escuchar como Nick y el hispano que tenia mas cerca comenzaban a hablar. Como Nick no había tenido bastante comenzó a incordiar al personal, así que me levante y le hice a Nick que se sentase donde estaba yo. Ahora me encontraba entre el hispano y Nick, podría evitar que le hiciese algo. No sirvió para mucho, pues el hispano comenzó a hablarme a mí. Acepto que se me diga cualquier cosa, que se me insulte, incluso que se me pegue, siempre y cuando venga de Nick, pero ahora era a mí a quien estaba tocando las narices, y comenzamos a intercambiar algunas que otras palabras.

            Poco después la conversación cambio de aires, y fue necesario el ponerse de pie. El hispano tenia intención de propinarle a Nick un golpe con las esposas. Me interpuse entre ellos e intente evitar que le diese, pero no lo conseguí, con lo que le provoco un pequeño corte en el labio. Si hubiésemos estado en la calle le habría cortado la garganta, pero no me pareció buena idea sacar EL cuchillo en la comisaria y ventilarme al hispano. Lo que hice fue coger a Nick y llevármelo hasta otro sitio.

            Uno de los policías vio lo que sucedió y se dirigió al hispano, que al parecer se llamaba Martínez. Después de eso vino hacia nosotros y pregunto si nos encontrábamos bien, asentimos. Nick le pidió permiso para ir al servicio, el policía parecía un poco reacio, pero le dije que yo le acompañaría, que volveríamos en un momento y accedió.

            Ya en el servicio le devolví a Nick una pastilla que le había quitado antes en el coche patrulla. Cuando nos metieron en el coche, vi como Nick estaba tratando de tomarse una pastilla, lo que nos faltaba en ese momento es que le pillasen tomando pastillas, así que le impedí que la tomase y la guarde. Me dijo que era su medicación, que las necesitaba, pero aun así no creí conveniente que se la tomase en el coche. Pensé que podría tratarse de alguna droga o algo así, pero si en verdad se trataba de medicación le estaba privando de ella. No sé que enfermedad padecerá, pues no me lo dijo, pero no creí correcto no dársela. Si le sucediese algo por no tomarla no quería ser yo el responsable de ello. Así que ya en los servicios de comisaria se la di, y se la tomo.

 

            Estábamos de vuelta, y antes de soltarnos a nosotros, dejaron en libertad a los hispanos. Mientras salían volvimos a saludarnos, nos dijeron que nos esperarían fuera, al parecer esta noche haría un poco de ejercicio.

            Me dijeron que dentro de una semana volviese a por las pistolas, que quedaban decomisadas. No me importo mucho, aun conservaba EL cuchillo.

           

            Ya en el exterior de la comisaria nos dirigíamos a coger un taxi que nos llevara hasta el hotel, cuando vimos aparecer al grupo de hispanos que se dirigía hacia nosotros. No les importaba mucho que nos encontrásemos enfrente de la comisaria. Puse a Nick junto a la pared y me sitúe delante de el, mientras que los hispanos nos hicieron un semicírculo alrededor nuestro.

            Tenia aferrado EL cuchillo con fuerza, por detrás de la espalda, para que entrase en acción en cualquier momento. Martínez intento acercarse a Nick, pero me interpuse entre ellos. Les dije que no queríamos problemas, solo queríamos tomar un taxi y salir de allí. Martínez nos pidió que dijésemos las palabras mágicas, o sea, “Martínez manda”. Cinco pandilleros no me iban a obligar a humillarme de semejante manera, así que trate de retirar a Martínez de mi camino para llegar hasta los taxis.

            Trate de impactar sobre él con una serie rápida de patadas, pero en vez de eso tuve que encajar un golpe directo a mi mandíbula. Después de eso escuche varios click’s, lo cual me indico que habían sacado sus navajas, había sonado la hora de sacar EL cuchillo. No tarde mucho en estar apuntando con la hoja al cuello de Martínez. Al parecer les impresiono un poco el tamaño de la hoja, porque después de esto Martínez cogió a los suyos y se fueron.

 

            Después de recoger el Porche, lleve a Nick hasta el hotel. Ya eran las nueve de la mañana, habíamos estado la mayor parte de la noche fuera, y me imagine que los demás estarían preocupados.

            Cuando llegamos al hotel pude comprobar que así era, pero por suerte yo me había ido con Nick y se encontraba bien. Estuvimos hablando un rato con el resto del grupo.

            Viendo la hora que era decidí tomar algo de comer, así que pedí un desayuno para mí, y algo para los demás. Nick no parecía estar bien, porque poco a poco se fue apagando, y antes de irse a la habitación a dormir, se me acerco y me pidió disculpas por lo que había hecho esa noche. Me dejo confundido, ahora parecía abatido y como si se estuviese arrepintiendo de como se había comportado. No le di mayor importancia.

            Una vez hube dado buena cuenta del desayuno me dispuse a practicar un poco. El entrenamiento que me dieron fue muy bueno, pero sin practica a uno se le va olvidando. Y si quiero seguir progresando no me queda mas remedio que continuar practicando.

            Hice sitio, retire un par de cosas que me estorbaban y me puse cómodo. Me descalce y me retire la chaqueta de deporte. Un poco de calentamiento y ya estaba listo. Una serie de golpes, otra de patadas. Tenia que practicar el golpe que quise dar al tal Martínez y que no me salió cuando debía. Me concentre y lo conseguí, cuatro patadas en el aire en menos de tres segundos. El problema es que cuando me enfrente con alguien no tendré tiempo para concentrarme, pero bueno, confiemos en que la practica me ayude a hacerme más hábil.

            Al parecer mis movimientos llamaron la atención de los chicos del grupo, pues ahora los tres me observaban. En este momento saque EL cuchillo y di unas cuantas estocadas al aire. Uno de los chicos me lanzo un cojín, y le adivine la intención. De seguro pretendía que yo lo partiese en dos, lo intente, pero no salió bien. Volvió a lanzarme otro, y volví a fallar. Algo no iba bien, puede que todavía no sea lo suficientemente bueno.

            Ellos volvieron a lo suyo. Y yo continúe con lo mío, mientras pensaba en que humor tendría Nick cuando despertase, y de que nuevos problemas tendría que sacarle.

domingo, 18 de marzo de 2007

Jonathan Crane (II)

Aunque solo haya tenido un comentario que me pidiese más de Jonathan, es suficiente para seguir poniendo sobre él.

Esta parte es bastante light, en próximas entregas tendremos situaciones menos light :P

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Llegar hasta Nick Mason.

Estaba claro lo que tenia que hacer, localizar a Nick Mason y velar por su seguridad.

Primer paso, ir hasta su discográfica. Conseguí que en una tienda de música me dijesen que compañía es la que lleva a Nick, después de lo cual me dirigí hacia ella.

Si quería estar cerca de Nick durante día y noche, lo mejor era trabajar para él, a ser posible en el cuerpo de seguridad. Pregunte en la compañía, Hellborne Records, que tenia que hacer para entrar al servicio de Nick, y me dijeron que allí no llevaban ese tema. Tendría que ir hasta la compañía de seguridad que tienen contratada, Starmart Security. Por suerte para mí, sus oficinas se encontraban en el edificio de enfrente, no tarde mucho en llegar hasta allí.

Le dije a la señorita que quería trabajar para ellos, y más concretamente para Nick, pero tenia que rellenar un formulario, cosa que no pude hacer en ese momento. Pedían una dirección, y hasta el momento no había conseguido alojamiento.

Volví al día siguiente con dirección y número de teléfono(por si decían algo), rellene el formulario y se lo entregue. Ya estaba listo para entrar en acción, pero un nuevo contratiempo, tendría que pasar las pruebas físicas a la semana siguiente. No podía ser, el día 24 Nick iría a un Hard Rock Cafe a firmar autógrafos, y yo tenia que estar a su lado. Insistí, todo lo que pude, pero no sirvió de mucho. Concluí que seria mejor seguirle por mi cuenta, hasta que hiciese las dichosas pruebas.

En las jornadas siguientes, estuve reconociendo el terreno. El Hard Rock, su casa, y le estuve siguiendo allí donde iba.

Y por fin llego el gran día, la primera aparición en publico de Nick Mason, bueno, y su banda. Nick tiene luz propia, y eclipsa a todo aquel que este a su alrededor, así que su banda esta ahí para hacer bulto. Se decía de el que es muy guapo y un montón de maravillas mas, pero hasta que no lo viese no podría juzgarlo. Por el momento me preocupaba mas llegar hasta él, que su belleza.

Llegue con una de hora de adelanto a la cita, previniendo las aglomeraciones de fans, pero pude comprobar con gran asombro que no fue suficiente. Cuando llegue allí ya se contaban por cientos las personas que estaban esperando, y cada vez llegaban más. La sala que estaba reservada para el acto aun estaba cerrada y los accesos custodiados por guardas de seguridad. Espere hasta que abrieron. Cuando lo hicieron los fans comenzaron a entrar, y como era de prever a la entrada cacheaban a todo el mundo. Eso me hizo recordar que mis dos compañeros de aventuras y yo tendríamos algunas dificultades para acceder a la sala. LA pistola y EL cuchillo no pasarían desapercibidos al examen de los de seguridad. Así que tendría que buscar otras vías para acceder hasta el interior.

Busque otros accesos, como las puertas que ponían privado, pero en cada una de ellas uno de seguridad. El ultimo al que eche el ojo, parecía estar nervioso. Me acerque a el, y me dio suficiente tiempo para escuchar como se comunicaba por radio con un compañero, y le indicaba que tendrían que vigilar mas los servicios. Di media vuelta y me dirigí en esa dirección. Todo parecía normal, pero cuando me disponía a salir de allí, escuche parte de una conversación. Hablaban de matar a alguien. Me asuste, si se referían a Nick seria mi condenación. Sea como fuere tenia que ir hasta su lado.

Por fin anunciaron su aparición. En ese momento una avalancha de gente intento acceder a la sala, cosa que sobrepaso a los de seguridad, y que aproveche yo para entrar. Intentaron darme el alto, pero no lo consiguieron.

Entre mi posición y la mesa donde se suponía que tenia que estar Nick y su banda había un muro de carne casi infranqueable. Los fans se apiñaban queriendo ser los primeros en ver a su ídolo. Pero no podía quedarme parado. A duras penas conseguía avanzar unos metros. Algo estaba sucediendo, porque después del anuncio de la aparición de Nick pasaron unos minutos y no salía. Tenia que llegar como fuese.

Poco a poco fui ganando terreno. Cuando ya me quedaban solo unos metros para llegar hasta las vallas de protección, volvieron a anunciar la salida de Nick, y esta vez apareció. La reacción no se hizo esperar. Un segundo después de que Nick apareciese las vallas cedieron, y los fans comenzaron a saltar para llegar hasta él. Todos los guardas que estaban en evento acudieron a contener a la multitud enfervorizada.

A Nick lo metieron otra vez por la puerta que había salido, menos mal. Ahora era mi oportunidad de entrar en acción. De un salto llegue hasta detrás de las vallas. El jefe de los guardas me dijo que volviese donde estaba. Le dije que necesitaban ayuda, y que yo podría dársela.

La situación era desesperada, así que solo titubeo durante unos segundos, y acepto mi ofrecimiento.

Lo primero era poner las vallas en su sitio. Eran tres las que habían cedido. Un par de los de seguridad estaban intentando levantar una, pero les costaba mucho trabajo. Tome una la aferre con firmeza y pocos segundos después ya se encontraba en su posición inicial. Mientras el jefe de los guardas y yo nos hacíamos con otra de las vallas, los otros dos consiguieron levantar la ultima. El principal problema ya estaba solucionado.

Pero mientras sucedía esto, un par de fans consiguieron escapar a los intentos de los de seguridad de detenerlas y llegaron hasta la habitación en la que se encontraba Nick. Tan rápido como me fue posible llegue hasta ellas. Intente aferrarlas a las dos por detrás. Conseguí atrapar a una y se la pase a los que venían detrás de mí. La otra había llegado a Nick y le estaba abrazando, al parecer con fuerza. Fui capaz de contener mis impulsos al presenciar esa escena. Aun así tome a la niña por los hombros y la lleve en volandas hasta el sitio de donde había saltado. Al parecer ya estaba todo solucionado.

Volví al interior para comprobar que Nick se encontraba bien, y así era. En ese momento el jefe de seguridad vino hacia mí con la intención de averiguar que es lo que quería y de parte de quien venia. Me hizo poner contra la pared y me cacheo, cosa que no me agrada, pero ahora no podía hacer ninguna estupidez, estaba muy cerca el entrar al servicio de Nick y no podía desaprovechar la oportunidad.

Me retiro LA pistola y EL cuchillo, y mientras intentaba explicarle que estaba allí para proteger a Nick, y que no me mandaba nadie, me propino un codazo por la espalda. Si hubiese sido en otra situación, tres segundos después de eso el individuo estaría muerto, pero podía soportar un simple rasguño si eso me permitía ganarme la confianza de Nick, el cual le dijo a Mark(así se llama el jefe de seguridad) que me dejase.

Hable un poco con ellos, y accedieron a que les echase una mano con la seguridad. Me dieron un distintivo que me acreditaba como personal de seguridad. Lo había conseguido, ahora solo restaba seguir con el trabajo.

Salimos otra vez a la sala. Esta vez los chicos estaban detrás de las vallas sujetándolas, previniendo que sucediese lo de antes. Nick y los suyos se sentaron en la mesa. Las muestras de histerismo no se dejaron esperar, gritaban como locos.

Y para suavizar la situación no se le ocurrió otra cosa a Nick, que quitarse la camisa que llevaba y lanzarla hacia los fans. La camisa quedo convertida en jirones. Por la forma de actuar de este muchacho, empece a sospechar que me causaría bastantes quebraderos de cabeza, cosa que más tarde comprobaría.

Y comenzaron a pasar los fans para recibir las firmas. Entre los gritos que podían oírse, pude escuchar algunos que iban dirigidos a la componente femenina del grupo. No eran precisamente muestras de afecto, cosa que me llevo a concluir que era a ella a la que se referían cuando dijeron que tenían que matar a alguien.

Pasaron pocos minutos cuando Nick anuncio que se iba de allí, a lo cual respondimos todos con una negativa. Si se iba ahora podía ser un desastre, quedaban todavía muchos fans radicales insatisfechos, que querían la firma de su ídolo, llevaban mucho tiempo esperando allí y no consentirían irse con las manos vacías. Nick no hizo caso a los avisos, se fue.

Y sucedió lo que me temía, otra vez los fans arremetían contra las vallas. Eramos 9 intentando contener a la multitud, pero solo 9 no seria suficiente. A no ser que uno de nosotros fuese algo mas que un humano normal. Esta noche estaban de suerte, pues me tenían con ellos. Después de que todos los chicos hiciesen lo posible por mantener en su posición las protecciones, estas comenzaron a ceder, llego mi turno, y aplique toda mi fuerza sobre la valla. Alguno de los fans que estaban delante de mí salieron despedidos, y se consiguió mantener la integridad de la protección. Pero no duraría por mucho tiempo.

Por suerte convencieron a Nick para que volviese, y después de cerca de una hora la mayoría de los radicales ya habían quedado servidos. En este momento Nick y los suyos decidieron terminar y se fueron de allí. Al parecer ya había terminado el principal peligro.

Ahora solo quedaba recoger las cosas. Recupere a mis compañeros. Dijeron que nos íbamos al hotel, me imaginaba que allí no sucedería nada, podríamos descansar.

sábado, 10 de marzo de 2007

Jonathan Crane (I)

Es el nombre de uno de mis personajes de juegos de rol.

En este caso el juego es Kult. Para los que no lo conozcan decir que se trata de un juego en el que los jugadores encarnan el papel de personajes pasados de rosca, personas que han tocado fondo, a las cuales les da lo mismo vivir que morir.

En este punto es cuando estos personajes descubren la realidad que se oculta a nuestros ojos y entonces es cuando empieza la historia.

Cuando empecé a jugar trate de recoger en relato cada una de las sesiones de juego. Supongo que no serán obras maestras de la literatura moderna, y que nunca serán publicadas en papel, pero aquí están.

Para los que nunca han jugado a rol, esto es lo que le ocurren a los personajes que uno puede manejar.

Estas sesiones se jugaron en el primer cuatrimestre de 1998.

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Jonathan Crane

El comienzo.

Mis andaduras en este mundo oscuro y cruel empiezan en el año 1993, justo unos días antes de Navidad. Y mi objetivo principal es velar por la vida de un tal Nick Mason.
Hasta el momento no se nada de el, solo que es un músico de estos modernos. Antes de seguir, te contare mi historia, mis secretos...

Nací algún día, hace unos 35 años. De mi madre poco se, solo que a los 5 años se me puso a disposición de los adoradores. No se trata de una secta, no están bien organizados ni nada, pero hay gente con recursos entre ellos, y eso les hace fuertes y poderosos. Que de que va esta gente ?, pues son adoradores de Chagidiel. Poco se de el, lo único que puedo decirte, es que nadie le ha visto, no se sabe como es, siempre se comunica con los mortales a través de enviados. Es algo malvado, y sus retorcidos actos caen siempre sobre niños y mujeres. Maltratados, apaleados, violados, sodomizados, hasta llevarlos a las puertas de la muerte.
Poco recuerdo de mi infancia..., o poco quiero recordar.

Con el tiempo, y sin saber porque, se me comenzó a instruir en las artes del combate cuerpo a cuerpo. Con que propósito?, no lo se claro, pero me imagino que este tipo de gente necesita protección, y pensaron que yo se la podría dar, ilusos, descubrieron su error demasiado tarde.
Tengo un compañero, la única persona que puedo considerar de confianza. Ambos hemos entrenado juntos. Pero hay algo distinto en mi. Cuando el ya había llegado a los limites suponibles para un ser humano, pudimos comprobar que yo seguía y seguía progresando, como si no tuviese limite. Soy mas rápido, mas fuerte, mas resistente. En todos esos aspectos supero a cualquier mortal que se me plante en cara. Además, he podido comprobar que con las manos desnudas soy igual de peligroso que la mas mortífera de las armas.

Y después de muchos años, me dijeron que llego el día de mi iniciación. No se a que se referían, ni de que podría tratarse, pero hasta la fecha todo había ido bien, bueno, eso creía.
Nos metieron a Bud (mi compañero) y a mi, en una especie de sala de espera. Detrás de una puerta se oían una especie de gemidos o de llantos, pero no quise escuchar.

Comenzó a llegar gente, tipos trajeados, con sus maletines y sus guardaespaldas. Había algún oriental entre ellos. Y un tipo insultantemente gordo, unos 200 kilos se podría decir que pesaba. Me sentía incomodo en aquella sala, con todos aquellos tipos mirándome.
Y apareció mi padre. Poco contacto he tenido con el, y creo que poco contacto tendré. Parece que es de los mas importantes, un directivo de una gran empresa multinacional.

Llevaba puesta una túnica morada, y nos trajo a Bud y a mi un par de túnicas blancas, nos dijo que nos las pusiéramos. Y así hice, me retire la chaqueta del chandal y me la puse encima del pantalón de deporte y la camiseta. Por supuesto, no me quite ni la pistola (que llevo en la sobaquera izquierda), ni el cuchillo de combate (uno de esos que usan los comandos y las tropas de elite), siempre a la espalda.

Al rato volvió mi padre y me dijo que tenia que quitármelo todo, y solo tener puesta la túnica. No tenia ninguna razón para no hacerlo, así que me quite la camiseta, las zapatillas, los pantalones, la pistola y el cuchillo. Pero si algo había aprendido en los años de instrucción, es que nunca debería de separarme de mis armas, pues son parte de mi. Bud me advirtió que no debería guardarme el cuchillo, pero no le hice caso, el cuchillo a la espalda, a la altura de los riñones.

Al parecer llego la hora de mi iniciación. Mi padre me insto a acompañarle, le seguí a través de la puerta de la que provenían los gemidos. Ahora nos encontrábamos en una sala mas pequeña, con una mesa y un par de sillas. También había un maletín.

Ahora los gemidos se hicieron mas patentes, inundaron toda mi mente, y me helaron el corazón. Algo que llevaba mucho tiempo dormido para mi, comenzaba a despertar.

Me quede parado, paralizado. Mi padre me dijo algo, pero no le entendí palabra. Quise acabar, y fui yo quien abrió la puerta, y me encontré con la peor de mis pesadillas. En una especie de altar de madera, había un niño esposado, a cuatro patas, con la cara sobre el altar, llena de golpes, de brechas, cerca de la inconsciencia, a punto de morir. Detrás del niño, y frente a la puerta, estaban en fila todos y cada uno de los tipos que habían entrado antes, totalmente desnudos, y mirando al niño con los ojos fuera de las órbitas.

Otra vez paralizado, ahora como flashes pasaban por mis ojos, las mismas habitaciones, el mismo altar, las mismas caras, el niño, el niño, el niño... me vi a mi en el altar !!!. Empezaba a comprender, pero una rabia irrefrenable recorría todas mis venas. La voz de mi padre : “Es tu iniciación : VIÓLALE !”. Es lo que necesitaba, que alguien apretara el gatillo, y la mortífera arma quedaría libre para matar.

En un acto instintivo tuve el cuchillo empuñado, un grito de rabia e ira me salió de lo mas oscuro del alma e inundo toda la habitación. Desgarre el atuendo que me habían hecho vestir. Salte por encima del niño, y me encare al primero de la fila.
Tenia una expresión de complacencia, que solo le duro unas décimas de segundo, pues el brillo del cuchillo le hizo adivinar su fatal desenlace. Murió en el acto, con el corazón partido en dos, una certera estocada. Aunque con ansias de sangre y sed de venganza, repare en las armas que estaban intentado sacar los dos guardaespaldas que había en la habitación.
El siguiente, el gordo insultante. Lo agarre con mi mano izquierda, y mientras tiraba de el con todas mis fuerzas, oí como crujían los huesos de su brazo. Un instante después se encontraba aplastando a uno de los guardaespaldas.
Con un salto felino, volví a sobrepasar al niño. Mi pie dibujaba una perfecta circunferencia en el aire, al final de la cual se encontró con el pecho del otro guardaespaldas. La brutalidad del impacto y el golpe seco que resonó, hacían pensar que su esternón había cambiado de posición, así como el resto del cuerpo, pues después de un breve vuelo de 5 metros, tropezó con una de las paredes, para terminar cayendo al suelo, con la espalda en un ángulo imposible. Otro mas, pero el arma siguió disparando.

Uno estaba saliendo por la puerta, mientras otro le seguía de cerca. Cuando alcance al que estaba saliendo, el otro estaba llegando al suelo, no le sienta muy bien a los mortales que les secciones la medula espinal a la altura de la cintura. Al que intentaba escapar le concedí el privilegio de unos segundos mas de vida, mientras trataba de detener la hemorragia de su cuello.
Desde fuera volví a mirar hacia la habitación, ahora salpicada de sangre y llena de miedo. El miedo de todos aquellos que durante mi infancia me habían utilizado para sus propósitos. Ya nunca mas sentirían miedo, ya nunca mas sentirían nada, irían al infierno, y yo les abriría las puertas.

Un salto y volvía a tener la puerta cerrada a mi espalda. Bum, bum, bum, el arma siguió escupiendo sus letales dardos, hasta que no quedo nadie.

No se como, pero mi padre consiguió escapar, no importa, ya le encontrare.

Ahora velocidad. Iba en el coche, en el maletín la pistola y el cuchillo. Ensangrentados, yo también, mis manos, mis brazos, la cara,... ya estaba hecho. Estaba a punto de decidir que hacer cuando una voz sonó en el asiento de atrás. Me volví sobresaltado, un volantazo, por suerte conseguí mantener el control del vehículo. Ya con los ojos en la autopista, tome de nuevo el cuchillo. Me dijo que no serviría de nada contra el, entonces le observe por el retrovisor, todo de blanco, un blanco inmaculado, barbas y pelo blancos. Pero sus ojos, no eran nada bueno. No se cuanto tiempo paso, pero cuando volví la vista a la carretera, descubrí alarmado que solo había eso, una carretera, un carril, un sentido, pero a donde?

El tipo comenzó a hablar, me dijo que había metido la pata, que lo había estropeado. Detuve el coche, y me di la vuelta para hablar cara a cara. Empezó a decir algo, pero pocas palabras entraron por mis oídos, algo por encima de su hombro acaparo toda mi atención. La carretera por la que había venido se estaba desmoronando, cada vez mas deprisa, solo 50 m. separaban al coche del abismo. Arranque el coche, NO ! !, 40 m, otra vez, 20 m, por fin. Pise a fondo, y cuando comenzó a tomar velocidad, note que la parte de atrás dio un par de tumbos, por los pelos.

Pero eso no era lo único, delante una gran nube que se extendía kilómetros y kilómetros, de una oscuridad infinita, multitud de rayos, y una luz roja que iba engullendo la carretera que tenia por delante. Si detenía el coche el abismo, si aceleraba la nube, sea como fuere el infierno. Solo me quedaba escuchar lo que aquel tipo quería decirme. Me dio a elegir, el infierno, o sus condiciones. Elegí las condiciones, proteger la vida de Nick Mason, hasta que este cumpliese los 25 años de edad. “Para que el contrato sea efectivo, tienes que firmar con sangre”, dijo. Quedaban ya pocos segundos y el infierno estaba delante y detrás de mi. Tome el cuchillo por la hoja, y lo aferre. Le tendí la mano, hasta una asquerosa lengua que le salió de la boca. Justo a tiempo.

Volví a tomar el volante con firmeza, para tratar de esquivar al coche que tenia delante. Estaba en sentido contrario !. Una maniobra, y por fin a salvo.

Ahora solo me resta encontrar a Nick Mason, y proteger su vida con la mía, antes morir que acabar en el infierno.